Los Elemut y la ovejita encontrada (cap.I)
Paola Plaza
Era la semana de caza y hacía un día soleado en el valle. Mi abuelo propuso cazar una oveja y fue lo que decidimos hacer. Mis hermanas, Míab y Marla, y yo, muy emocionadas, cogimos las lanzas y las redes y fuimos corriendo con mi abuelo y mi padre.
Nos dijeron que éramos demasiado pequeñas para ir con ellos, que, si queríamos, sólo podíamos ir a mirar y nosotras, decepcionadas, dijimos que sí; pero no estábamos contentas. Nos despedimos de mi madre y de mi abuela y tomamos rumbo a algún lugar donde se encontrara nuestra presa. Llegamos a una gran pradera y vimos una oveja muy hermosa y regordeta con un puñado de hierba en la boca y mi abuelo dijo:
– Esa tiene buena pinta. Vayamos a por ella.
Mi padre nos dijo que contáramos hasta tres.
Yo dije:
– Uno.
– Dos -siguió Míab.
– Y tres- concluyó Marla.
Mi abuelo y mi padre salieron corriendo y en un abrir y cerrar de ojos ya tenían la oveja. Mis hermanas y yo oímos un extraño ruido muy cercano a aquel lugar. Muy cuidadosamente nos acercamos y nos sorprendimos bastante porque era una cría de oveja que estaba balando. Mi abuelo como está tan obsesionado con la caza exclamo:
– ¡Qué bien, más alimento!
Estaba a punto de clavarle la lanza cuando nosotras gritamos.
– ¡No!
Él, sorprendido, nos miró enfadado y preguntó.
– ¿Por qué?
– Esta puede ser la cría de la oveja que hemos matado –le respondí.
Al abuelo le parecía imposible y mi padre le comentó que era lo más lógico. Entonces mi abuelo decidió volver al poblado con la presa ya muerta. Míab muy segura replicó.
– No podemos abandonarla. Llevémonosla.
Mi padre le dijo que era una buena idea. Cogió a la cría en brazos y nos fuimos a la cabaña. Mi abuela y mi madre nos esperaban con el fuego ya preparado para asar la carne. Al ver a mi padre, mi madre le preguntó.
-¿Por qué te traes una cría?
Él le contestó que le había dado mucha pena y que no la mataron porque, al ser tan pequeña, no nos iba a aportar suficiente alimento. Mi madre no sabía qué hacer con el animal y se enfadó mucho con mi padre. Entonces mi abuela tuvo una idea por el bien de mi familia. Sugirió que podíamos alimentarla y al crecer nos proporcionaría leche y lana. A todos nos pareció una estupenda idea, excepto a mi abuelo, que no se conformaba con nada.
Buena historia