LOS ELEMUT: LA OVEJITA ENCONTRADA (CAP. II)

Paola Plaza

Dahonda y su abuelo tuvieron una charla respecto a la cría de oveja.
– Abuelo, ¿por qué no te conformaste con la solución de la abuela para la ovejita?
– Porque da mucho trabajo y ya tenemos suficiente, ¿no te parece?
– No te da mucho trabajo, más bien te lo facilita.
– ¿A qué te refieres? -preguntó Creg con curiosidad.
– Pues que ya no tendremos que ir a cazar ovejas para coger la lana ni la leche y cuando nos apetezca nos la podemos comer. Luego volvemos a coger otra cría y empezamos otra vez.
– Pero eso es como cazar, solo que aprovechamos más cosas aparte de la lana. Además es un tostón.
– Abuelo no sé como convencerte -dijo Dahonda preocupada.
– No pienso igual que tú. Si al menos tuviéramos una hembra y un macho podrían aparearse y tener crías -comentó Creg un poco desanimado al ver que no entendía a su nieta.
Y cuando el abuelo estaba a punto de irse de la cueva, Dahonda exclamó:
– ¿No te has dado cuenta de lo que has dicho?
– No, ¿qué he dicho?
– ¡Es genial! En vez de estar siempre cambiándonos de lugar para vivir, podríamos coger varias parejas de unos determinados animales para que vayan teniendo crías y así aprovechamos la lana, la piel, la leche, la carne, etc.
– Pero cuando se acabasen los animales estaríamos igual.
– No, porque los animales tendrán crías y éstas también las tendrán y así sucesivamente y no tendríamos que ir a cazar.
– Creo que ahora ya te entiendo.
– ¡Genial!
– Podríamos vivir en un sitio fijo gracias a la cría de animales.
– Que bien, por fin lo has entendido.
– Sí, dibujaré este descubrimiento para que los que lo vean hagan lo mismo que nosotros.