Mi vida en la Edad Media: una visita al mercado

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Camila Elena Argüello (6ºA)

Soy Eda y voy a contar la historia que me sucedió hoy a la mañana.

Yo iba con mis criadas por el mercado a comprar telas. Normalmente es mi madre la que compra todo lo que necesitamos; pero hoy es un día muy especial, ya que tenia que comprar telas para el vestido que me pondría en la fiesta de gala que dan los Reyes.
Al regresar de comprar las telas color carmesí, morado y dorado y, aburrida de ver puestos, me puse a husmear por ahí.
De pronto oí un ruido extraño y fuerte, ví a un chico delgado, no muy fuerte, con un mazo gigante golpeando un hierro. El  chico iba con un delantal marrón, camisa gis y pantalón negro. Le pregunté si era hijo del herrero y me contestó:
– No. ¡Soy su aprendiz!
-¿Ah, si ? ¿Y que es un aprendiz?
– Estoy aprendiendo el oficio de herrero. Me enseñan el maestro y los oficiales.
-¿Cómo te llamas?
– Me llamo Tobías. ¿Y tú?
– Yo soy Eda.

Tobías me contó que tiene 16 años y vive en la casa del maestro herrero, él lo alimenta y viste. Ambos se comprometieron por un período de cuatro años y si alguno de los dos no cumple su parte deberá compensar al otro y con bastante dinero.
Se empeñó en mostrarme el lugar. Había un hogar construido con piedra arenisca de un metro y medio de ancho más o menos, otro tanto de fondo y poco más de medio metro de alto. En él había un fuego alimentado con carbón vegetal. Para mantener el fuego, lo avivan con un extraño aparato. Tobías me explicó que era un fuelle hecho de tablas y cuero que se accionaba con una pértiga del techo, que hacía de palanca, y al accionarla daba aire al fuego.
En el centro de la habitación había un yunque sobre un grueso tronco de árbol y un recipiente de piedra con agua para enfriar las herramientas. También había un banco de trabajo y una gran cantidad de tenazas, mazos y martillos.
Me contó muy entusiasmado que fabricaban porras, hachas, mazos, rejas de arar, clavos, sartenes, cuchillos y tijeras.
A Tobías le encanta su trabajo aunque fuese muy duro, ya que él quería prosperar y ayudar a su familia.
¿Sabes cómo un trozo de hierro llega a ser una sartén? Tobías me lo enseñó.
Las barras de hierro, que son la materia prima, se calientan  en la fragua hasta alcanzar la temperatura de forja y después darle forma por medio de golpes de martillos accionados por los oficiales y el maestro, con una herramienta, va señalando donde deben ir pegando.
Me gustó mucho el oficio porque es interesante, aunque duro, y según me han enseñado no debo tener amigos fuera de mi clase social, pero igual  trataré de ver a Tobías, mi amigo, siempre que vaya a la ciudad!!