Lula amorosa

Lucía Sánchez Imaca (5ºA).
Una mañana de primavera estábamos desayunando, mi familia y yo,  una crujiente lechuga fresca en nuestro gran jardín lleno de frutas y verduras.
Era yo la más alegre y hambrienta; mientras comía la lechuga miraba los rojos tomates y la coliflor más blandita. De repente oímos ruidos como de gigante y cada vez más cerca. Yo creí que era un terremoto porque mi lechuga empezo a balancearse muy fuerte y yo me agarre con todas mis fuerzas para no perderla; pero sucedió algo muy extraño , lo nunca antes visto, y tenía miedo.  Mi lechuga y yo estábamos en un lugar muy oscuro y sin salida y a lo lejos escuché la dulce voz de mi madre llamándome: ¡Lula! ¡Lula! ¡Sal de la bolsa y vuelve con nosotros! Entonces supe que había perdido a mi familia; no podia escapar de la bolsa, la mano de un hombre tapaba la salida y tenía mucho miedo. Aquello era lo más parecido a un columpio por que me mecía de un lado a otro; era un coche. Yo escuchaba hablar a un tal Sergio que llevaba mi lechuga para regalársela a una tal Isabel. De tanto menearme me quedé dormida  y cuando desperté vi unas manos abriendo la bolsa.
Me vio y me sonrió; esa sonrisa me tranquilizó un poco, aunque echaba de menos a mi familia; pero Isabel fabricó una casa para mí y me dijo palabras bonitas: hermosa, buena, cariñosa, y pronto nos hicimos muy buenas amigas. Jugamos mucho, le pinté las uñas de flores y ella pintó mi caparazón de un arcoiris morado. Me di cuenta que era muy feliz con Isabel. Paseamos y vimos a Pupi, un perrito que ladraba mucho. Isabel me dice que no le tenga miedo que no me hará daño porque es su amigo. Pupi se me acerca me huele y parece que le gusto porque me lame. Y los tres nos divertimos juntas y nos queremos mucho a pesar de ser diferentes.
Pronto Isabel, Pupi y yo visitaremos a mi familia.

FÍN